miércoles, 25 de abril de 2018

On 13:24 by Marilut   No comments



Atiendan pueblos que me leen, lo que voy a contarles, porque el comunismos o socialismo como quieran disfrazarlo, es un camino horrorozo, muy oscuro, con rutas intransitables, que en un santiamén, es capaz de convertir al país más próspero en un desierto, desolación y muerte.
Voy a contarles un testimonio propio. 
Hace 31 años, me casé con un hombre excelente, de profesión militar de la República de Venezuela, Cuando nos casamos comenzaba su carrera, y yo, recién egresada de la universidad de Carabobo. En este transitar sacrificamos muchas cosas... En ese camino él, siempre me decía: “Llegaran tiempos mejores”, cosa que no se sucedió; por circunstancias de la vida tomó el poder en Venezuela, un militar, electo por la gran mayoría de venezolanos, yo muy en el fondo de mi corazón sentía muchas dudas al respecto; para ese entonces nosotros estábamos viviendo en Norte America, de tal manera que no fuimos responsables de la decisión que había tomado una mayoría de venezolanos al elegir de presidente al Tcnel Hugo Chávez. A nuestro regreso al país, las cosas se hicieron muy difíciles, pues para el régimen, a pesar de ser mi esposo un excelente oficial, no era confiable; la persecución y el asedio a la familia no fue nada normal, con la ayuda de Dios escapamos de la trampa del pajarero.

 Hoy vemos esto: Un país que gime y sufre dolores de parto.
Ahora nos tocó a nosotros como padres, ver partir a nuestros hijos, de nuestra patria amada Venezuela; mujer que gime y sufre dolores de parto, donde las contradicciones y Las tensiones están a la orden del día. Un país en mengua, que se debate entre el dolor y el llanto, hambre, sumisión, destrucción y muerte.
Mi esposo y yo, al ver partir a nuestros hijos, entre lágrimas y abrazos interminables, sentimos como que nuestros corazones sangraban del dolor que esta despedidas nos causó; al ellos entrar a la zona de tránsito internacional, nos tomamos de la mano, secamos nuestras lágrimas que se deslizaban por nuestras mejillas, porque entendimos que nuestra fe en Dios, es más grande y más fuerte que la distancia que nos separa, y que su providencia abarca todos los acontecimientos de nuestras vidas; también sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, y que nada acontece en nuestras familias, o en nuestras vidas, simplemente por casualidad o porque así estaba escrito que iba a suceder. Es verdad que nuestros ojos se nublaron, nuestras voces se ahogaron, como los de tantos padres que a diario ven partir a sus hijos y nietos del país, y con ellos gran parte de nuestra historia personal, pero estamos seguros que después de este amargo y doloroso parto, una nueva conciencia emergerá, porque habremos aprendiendo a afrontar por sí mismo nuestros propios problemas, y que en esta batalla que estamos liberando contra el espíritu del mal, saldremos fortalecidos con la "V" de Victoria, porque si Dios está con nosotros ¿Quien estará contra nosotros?


Marilut Sanchez Viloria

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