miércoles, 17 de mayo de 2017

On 11:40 by Marilut   No comments

Amigo lector. Si eres Militar, o si tienes familiares, amigos, enemigos, dentro del entorno militar, o sientes odio o rabia en tu corazón contra ellos, entonces es contigo este asunto. Debemos aprender a tratar este punto tan delicado con Dios, para que nos ayude a ver las cosas como realmente son y no como lo vemos y juzgamos por apariencia, analiza la moraleja: ¡mírate en ese espejo!.. Dios permita que este humilde aporte, que no es más que mi pan de cada día, te sirva para que aprendamos a ser hombres y mujeres de fe en procura del bien de la humanidad, sin importarnos las tantas veces que nos caigamos, sino todas las veces que nos levantemos con un espíritu fortalecido en Cristo.

En este contexto histórico tan delicado que como país nos ha tocado vivir, donde como misión nos corresponde reescribir nuestra propia historia, debemos procurar un equilibrio, porque esto que estamos viviendo es transitorio y porque es la mano de Dios la que pronto intervendrá; es por ello que Él, nos invita a silenciar nuestras mentes para que podamos oírlo. Todos estamos siendo llamados a adentrarnos a nuestro mundo interior, de manera silenciosa y a permitir que sea el jardinero, nuestro amado Maestro, quien corte o pode todas las ramas de ese árbol, que nos apartan de Dios, solo así podremos entender como país, que a Dios se le debe pedir solo a través de un acto de fe, dejando que Él ejecute lo pedido conforme a su voluntad y no a la nuestra. Nos explica que estas experiencias acumuladas, tanto en el pasado como en el presente, no pueden manipularse según nuestra propia perspectiva porque ésta cambia según el lente con que la miremos.

En este recorrido por el mundo militar, nos daremos cuenta, que de nada servirán esos logros, esos éxitos, riquezas, estudios y fama, porque nada de eso es verdad, es propio del mundo ilusorio donde ellos se encuentra atrapados. Aquí también entenderemos que vivir en Dios, es vivir en el espíritu, integrando la verdad para que sea parte de ella.

En principio no teníamos muy claro lo que el Señor quería de nosotros, ni la misión que vinimos predestinados a cumplir dentro del entorno militar venezolano. Con el transcurrir del tiempo pudimos entender por fin, que cuando Dios quiere enseñarnos algo, desencadena a través de mis visiones y revelaciones en sueño, una serie de hechos que se van entrelazando los unos a los otros, para que podamos descifrar con sabiduría las enseñanzas. Él por lo general se vale de recursos literarios como la parábola, figuras alegóricas, signos o señales, porque considera que es la manera más didáctica para que podamos entender a profundidad sus enseñanzas y lo que Él espera de nosotros. En nuestro caso como familia militar, tomó como herramienta fundamental nuestras propias experiencias, han pasado ya treinta años desde que esta misión comenzó, hoy más que nunca estamos conscientes de la gran responsabilidad que tenemos ante Dios, y es por ello que aun cuando colocamos en riesgo nuestra propia seguridad, no es menos cierto que el Señor ha moldeado nuestro carácter y personalidad para seguir adelante, digo esto porque muchas de las situaciones aquí planteadas pueden chocar violentamente contra las creencias de aquellos hombres y mujeres que conforman las filas del componente armado venezolano, porque Dios toma como base sus propios errores.

En esta obra como en todas las que he escrito, Dios nos está invitando a que rompamos esos modelos de vida (paradigmas) programados por los hombres y nos invita a que nos abramos al mundo espiritual, liberándonos de preocupaciones por el mundo de las apariencias, porque de lo contrario seguiremos siendo esclavos de nuestras propias pasiones generadas por este estilo de vida programada y que enfría nuestra esencia, que nos hace indiferente ante los problemas de los demás, inclusive hasta los de nuestros seres amados, y nos explica que esta es la causa por la que el hombre de profesión militar posee un niño interior cianótico, y que el poco oxígeno que le queda, lo utiliza como un gas tóxico en su diario caminar.

A mediados del año 2014, cuando un nuevo día se preparaba para hacer su debut, el Señor por medio de una visión vino a mí y me hizo entrega de un grueso rollo de tela, también me impartió las instrucciones para que procediera a cortarla en diferentes piezas y medidas, para luego confeccionar unos uniformes militares; Así me vi extendiéndola sobre una mesa muy larga; al extenderla pude darme cuenta que la misma era de piel de bobino, cuidadosamente procesada. Seguidamente se me mostró paso a paso todo el proceso; lo primero que vi, fue cuando alguien sacrificaba un animal, luego se me mostró la manera como fue extraída su piel, dejando su carne al descubierto o desnuda, seguidamente observé que aquella carne estaba desfibrada, daba la sensación de no ser carne de primera, sino de segunda o de tercera. Terminada la explicación, a mí me correspondió picar el cuerpo por la mitad, de manera horizontal, quedando separada en dos partes, seguidamente procedí a quitarles el tejido o membrana que recubre la carne, es decir esa capa fina y casi transparente que la sostiene, esto me permitió ver con exactitud, que realmente era una mala carne, deshilachada; luego de este proceso la tomé conmigo y de manera inmediata me vi subiendo una pendiente, al llegar a mi destino procedí a entregársela a aquel, que me la había dado para que yo hiciera el trabajo; en ese momento supe que para poder salir de ese sitio y seguir avanzando, yo debía atravesar un portón muy alto, así que me vi abriéndolo con mucho cuidado, porque siendo yo la persona escogida para traspasar por vez primera esa puerta, tenía que ser muy cautelosa ya que alguien había colocado un criadero de murciélagos (vampiros), que a la vez se habían convertido en asesinos chupasangre. Seguidamente vi a un sacerdote, quien efusivamente me saludó con un fuerte abrazo, mientras yo lo observaba fijamente, el Señor me habló en estos términos:

« ¡Este, el abrazo del sacerdote, significa: La corrupción de poderes y principios rotos y la pérdida de valores!>>

Luego dirigiéndose a mí y a mi familia, nos dijo: Hijitos míos, quiero que expliquen a mi pueblo “Israel” (componente armado) esta lección, ustedes deben ser como padres que alimentan a sus pequeños hijos, para que despierten sus consciencias dormidas, porque cuando yo les digo que no luchamos contra seres carnales, sino contra espíritus inmundos y deidades de la oscuridad, a eso me refiero, Satanás utiliza estas almas atrapadas en cuerpos carnales y que tienen endurecido el corazón, que practican la maldad, como la brujería e incuban para luego activar los malos pensamientos, esos a los que mucha veces los han oído hablar de mí, como que son mis enviados; no es así, son espíritus inmundos, engañadores. Solo los que viven bajo la fortaleza de mi espíritu, los reconocerán de inmediato, están ustedes rodeados de esos espíritus inmundos, siempre esperando un descuido para atacarlos. Por eso mientras escribías la segunda obra literaria, te mostré en visión aquel pájaro de metal que va y viene, deben mantenerse alertas, siempre a la defensa, esperando que regresen para que lo destruyan con mis armas, todas las veces que vuelvan; manténganse en vigilia día y noche, como el dueño que está al cuidado de su casa, así el ladrón no entrará. Les recuerdo que solo las personas tocadas por la gracia de Dios, son las llamadas a suministrar ese alimento, y ustedes han sido tocados por mi gracia».

El Señor habla a la familia militar, como también lo hace al colectivo como país, en estos términos:

« ¿De dónde provienen esas guerras entre ustedes? De aquí de abajo por supuesto, son el fruto de las ambiciones que hacen la guerra dentro de ustedes mismos; por eso les digo: Deben permanecer abiertos a la acción del Espíritu Santo».

En el caso de este ejercito de la visión, que se nos presenta como carne deshilachada, se está refiriendo específicamente a aquellos hombres del componente armado, nada espirituales, de los que Satanás se sirve para que ejecuten acciones tendientes a abortar el propósito que Dios tiene para con su pueblo, como se sucedió en la historia reciente del país; por eso es que el Maestro nos insiste en la necesidad de rectificar nuestros errores, elevándonos espiritualmente.

El Maestro también quiere que sepamos que son tiempos turbulentos y oscuros, donde el maligno tiene sus patas metidas, para tratar de abortar el propósito que Dios tiene para con nosotros; también nos advierte sobre la existencia de un numeroso ejercito de Satanás que se despliega por el mundo y que está aquí en nuestro país un significativo número de ellos, agazapados, ejercito este conformado por grupos fundamentalistas, que solo están aguardando la hora para atacar.

Así nos habla el Señor.

«Reyes de la tierra dejen la idolatría has que tus súbditos solo levanten la mirada hacia el Señor nuestro Dios, y doblen rodilla solo a Dios. Ofenden a diario a Dios con ídolos de barro e imágenes. ¡No maldigan a mi pueblo, porque mi pueblo es Israel, que significa Dios contigo! Y esa fue la promesa a Abrahán, que se cumplió en mi amado hijo Jesús. ¡Pobre ciudad sanguinaria!

Yo haré una fogata. Amontona leña, enciéndela, cruce carne, ponle aliño y deja que los huesos se quemen. Deja la olla vacía sobre las brasas para que se calienten hasta que el cobre se ponga rojo, y así se consumirá el moho.

¡Me fatigo y no desaparecen las manchas, el moho resiste hasta el fuego! ¡Pobre ciudad sanguinaria!

Traté de purificarte de tu impureza vergonzosa, pero no te has dejado purificar de tu mancha. Por eso ya no serás pura, hasta que yo desencadene mi enojo sobre ti. Yo, Yahveh he dicho: Así pasará, y así lo haré y no volveré atrás, no tendré piedad ni compasión. Te juzgaré según tu conducta y tus obras».

Por último el Maestro nos dice al respecto.

«Un verdadero revolucionario es aquel que revoluciona su modo de pensar conforme a la palabra de Dios, con una palabra impecable, con pensamientos positivos, que rompe con los viejos esquemas, productos de paradigmas de vida a los que han estado expuestos. Dice que aún estamos a tiempo de cambiar.

Mira que te he ofrecido en este día el bien y la vida, por una parte y por la otra el mal y la muerte. Lo que hoy te mando es que ames a Yahveh tu Dios y sigas sus caminos. Observa sus preceptos, sus normas y sus mandamientos, y vivirás y te multiplicarás, y Yahveh te dará su bendición en la tierra que vas a poseer. Pero si tu corazón se desvía y no escucha, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses para servirlos, yo declaro hoy que perecerás sin remedio. No durarás largo tiempo en el país que vas a ocupar al otro lado del Jordán. Que los cielos y la tierra escuchen y recuerden lo que acabo de decir, te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia». (Dt 30, 15,19)

Experiencias propias de un militar venezolano

Me formé como oficial de la Guardia Nacional, en la academia militar, conocida como Escuela de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación (EFOFAC), fuerza ésta fundada por el General Eleazar López Contreras en el año de 1937, cuya misión fue el mantenimiento del orden público y el resguardo de las fronteras, para el año 1999 cumplía roles de participar en operaciones de orden interno, dentro de los planes militares. Ingresé en el año 1980 y egresé en el año 1984, obteniendo el título en el grado de subteniente de la República de Venezuela, siendo éste uno los mayores anhelos que había planificado desde mi niñez y que abrigué en mi mente en la juventud, cuando preñado de tantos sueños por creer o decir “tener vocación hacia la carrera de las armas”, decidí emprender este largo sendero de mi vida.

De ello guardo los más hermosos recuerdos y expulsé de mi corazón los peores, pero esto no significa que los he olvidado; dar testimonio de ellos es como una experiencia invaluable, que estoy seguro servirá de apoyo para aquellos jóvenes oficiales que están dando sus primeros pasos en esta carrera, porque en este contexto histórico en el que vivimos se hace necesario la participación de todos, estamos llamados a ser protagonistas de nuestra propia historia, estamos llamados a influir, participar y decidir, en la construcción de un mundo mejor.

Fuimos formados como garantes de los derechos humanos y bajo el amparo de la Constitución Nacional y demás leyes de la Republica, cuyo objetivo fundamental era el de garantizar el sosiego y el bien común de la sociedad venezolana; a pesar de que tuve una formación férrea y dura, como líder militar siempre mantuve mis principios y valores dentro de mi entorno social, familiar y político de mi país, y digo esto, porque esta carrera a la que tanto amé, se presta con mucha facilidad para cometer abusos de poder, actos de corrupción, malos tratos al subalterno y al ciudadano. Muchas fueron las veces que fui testigo presencial de esos abusos y arbitrariedades, actitudes estas reflejadas no solo en algunos compañeros, sino también en mis superiores, lógicamente con muy pequeñas excepciones. Con horror pude ver como muchos de ellos, se transformaron ante mis ojos atónitos, en lobos feroces, depredadores de su presa, solo por querer alcanzar honores y glorias, siempre ávidos por los elogios de sus talentos y capacidades, engordando de tal manera su ego, pero en el fondo de su corazón seguro estoy, que sentían una gran inseguridad, disfrazada en arbitrariedades, dañando sin importarles la reputación o el buen nombre de los demás oficiales, y atreviéndose a mucho más como dañar a su propia familia y a la de los demás. Durante mi recorrido por sendero, por el que tuve que discurrir, a lo largo de 30 años de mi vida, tuve como no, muchas experiencias, positivas y negativas, encontré muchas espinas y zancadillas, críticas negativas, rechazo y risas burlonas de aquellos que están al margen de la vida y que caminaron y siguen caminando hacia su propia destrucción. También encontré, hombres admirables que me brindaron un apoyo sincero, con manos amigas que me animaron a seguir firme en mis propósitos, de dar dentro de ese mundo lo mejor de mí mismo, para ser protagonista en la construcción de un mundo más digno dentro de la carrera de las armas.

Dentro de las experiencias negativas, les confieso que muchas veces fui influenciado a cometer actos que causaron mucho dolor y tristeza, no solo a mi esposa, sino también a mis hijos. Y ¿Por qué digo esto? Porque sería un acto de hipocresía el callarlos, la carrera militar nos absorbe tanto, que muchas veces va a depender del superior inmediato, porque influyen de manera directa, en no tener tiempo para atender a la familia, amparados en que un militar tenía que estar a la disposición las 24 horas del día, para el trabajo, relegando siempre a un segundo plano a nuestros seres queridos, que son tan importantes en la vida de cada hombre, en su equilibrio, y en su crecimiento personal, para lograr ser un mejor ciudadano en todos los aspectos.

Miro atrás y no me queda más que dar gracias a Dios, porque me ha bendecido con una familia impulsada siempre a mantener sus principios morales, éticos, y espirituales en todo momento, a pesar de que en muchas ocasiones, durante mi carrera profesional, y en especial cuando ocupaba los cargos de mayor relevancia, fui tentado a dejar a mi familia, por querer vivir nuevas aventuras, no solo eso, muchas veces fui tentado a corromperme en actos ilícitos, pero gracias a ese apoyo que me brindó mi verdadera familia en especial mi esposa, jamás sucumbí y siempre pensando que el que pierde el honor, éste jamás se recupera, siempre será señalado no solo por la sociedad, sino por su propia consciencia; en este largo camino que indubitablemente transitamos juntos, mi esposa se transformó en mi guía, en mi psicólogo y en mi amiga. Hoy con mucha humildad reconozco que gracias a esa familia, que Dios gratuitamente me regalo para que me acompañaran en este sendero, jamás sucumbí a esas tentaciones; esto que digo no es solo mi caso, sino el de muchos honorables oficiales a los que también Dios tocó con su gracia de poder contar con una hermosa familia, pero también pude ver con tristeza, como en las fuerzas armadas es donde existe el mayor índice de divorcio, en los diferentes grados, y más acentuado hacia los más altos niveles, como es el caso de muchos generales que decidieron dejar en el camino a su familia y así parte importante de su vida personal, para comenzar una nueva, con mujeres mucho más jóvenes, inclusive pertenecientes a la misma institución militar, no importándoles para nada el daño psicológico por desviación de conducta, que pudieron desencadenar en sus hijos. También fui testigo de actos inmorales cometidos por algunas esposas de militares queriendo abusar de los subalternos. Si me tocara definir estas conductas en dos palabras, podría decir sin temor a equivocarme “Un caos total”, en la familia militar.

Soy de la firme convicción que el tener una sólida familia permite la construcción de un mejor país; entre otras malas experiencias que podría contarles está el maltrato de superiores, que por querer solo ver desde su lente y quienes en muchas ocasiones me consideraron como una piedra en su zapatos, por no prestarme a actos de corrupción, o solaparlos con el fin de ser favorecidos. Durante esos 30 años de servicio mantuve un historial impecable, a pesar de que muchas veces me vi envuelto en un campo de batalla, grandes guerras campales, donde oficiales superiores, compañeros y subalternos conspiraron para empañar mi trayectoria, pero siempre intervino la mano de Dios a mi favor; en los años donde recibí los más feroces ataques fue cuando alcancé los grados de teniente coronel y coronel, por parte de oficiales que ostentaban el poder y que de la noche a la mañana sufrieron una metamorfosis, transformándose de militares a políticos, pescando siempre en rio revuelto, todos esos ataques comenzaron por los años 2000, donde pude observar con tristeza, como la meritocracia del militar sucumbía, vi con mucha tristeza cómo poco a poco fue desmembrada pieza a pieza aquella fuerza armada creada por el General Eleazar López Contreras, y esta fue sucumbiendo ante el más voraz ataque de ambición de poder y corrupción, donde el delito del narcotráfico penetró las líneas de los altos mandos de la fuerza armada, hechos estos que hoy en día son un secreto a voces; es así que pude ser testigo presencial y con mucha tristeza puedo decir, que mi amada Guardia Nacional agonizó día a día, fueron desapareciendo los principios para los cuales fue creada, que no eran más que garantizar el orden interno de nuestra Patria Venezuela. Viví en carne propia, que para lo que fuimos formados, la misión fue cambiada, y lo digo con toda responsabilidad, porque antes, la fuerza armada en todos sus componentes era respetada, querida, valorada, puedo decir, que hoy en día, somos vistos como los peores violadores de los derechos humanos y abusadores de poder y donde se encuentran las grandes mafias de los diferentes delitos cometidos en nuestro país, y que para poder sentirse seguros en las calles, es mejor guardar su uniforme y vestir de civil. Fui testigo también de que muchos de esos oficiales que por medio de esos descalabros lograron alcanzar altos grados para obtener poder y gloria en el mundo, la mano protectora de Dios se les retiró y su castillo de arena se derrumbó, y varios de ellos, tuvieron muertes trágicas. Así mismo vi también como varios de mis subalternos y compañeros, fueron preparados para ocupar cargos a nivel político y así poder lograr la sumisión de todos los poderes al poder central.

Reflexionando sobre estas experiencias que tuve que tomar como cáliz amargo, para poder llegar con un espíritu fortalecido en el Señor, recuerdo que a pesar de que nosotros los oficiales con mérito, que realizamos estudios militares muchas veces, fuera de nuestra patria, largos años de estudio y preparándonos con esmero, para un día conducir con dignidad a nuestros componentes en procura del bienestar de nuestra amada Patria, fuimos vilmente execrados y muchas veces señalados como apátridas, al llegar a nuestro país cargados de sueños y bastas experiencias, muy en especial aquellos oficiales que como yo fuimos seleccionados para cursar estudios en la Escuela de las Américas de Estados Unidos.

A nuestro regreso ya había un nuevo gobierno legítimamente constituido, elegido por el pueblo, puedo decirles que fueron años muy duros, se desató una verdadera batalla, muy cruenta, donde el enemigo a vencer éramos nosotros mismos, aquellos hombres que crecimos juntos en busca de un sueño, a pesar de esto por mi excelente trayectoria profesional, no les fue posible en ese momento sacarme del juego, llegando a ocupar cargos muy importantes y cuando aparentemente fui nuevamente tomado en cuenta para cumplir con el requisito de ascender al grado de general, fui enviado por año y medio al exterior, a prepararme, pero hoy me pregunto ¿a prepararme para qué? Si a mi regreso a pesar de ser enviado a ocupar el cargo de subdirector en la escuela de formación de oficiales, donde se forman los líderes de nuestra institución y donde se supone que quien ocupe ese cargo tan relevante y apetecido, es tomado muy en cuenta para el ascenso al grado inmediato superior, pero en mi caso no ocurrió así, a pesar de contar con una evaluación donde estaba entre los primeros lugares para el ascenso a general, pero la mano peluda de las injusticias se hizo presente y mi familia fue vilmente el blanco de esas injusticias de la vida militar, quienes para parar mi inevitable ascenso, acusaron a mi esposa de no ser afecta al gobierno y por tal razón yo no era para ellos un oficial confiable, y cuando mi esposa sacó esa primera obra a la luz, se me llegó a plantear que la única posibilidad que yo tenía para ascender era que me apartara de mi familia y me divorciara de mi esposa, para esperar el próximo año de ascenso, tal como ya había ocurrido con otro oficial superior, quien para poder ascender acepto la desdichada propuesta de separarse de su familia.

Cuando se me hizo esa aberrante propuesta manifesté a los señores generales que conformaban la junta de evaluación, mi inconformidad, porque en todo caso el militar era yo, de tal manera que la evaluación debería caer sobre mí y no sobre ella, y la respuesta que recibí fue la misma, que no era yo un oficial confiable, se tejió entonces una cantidad de artimañas, trancando por tres veces consecutivas mi ascenso, sin embargo seguí ejerciendo el mismo cargo con la anuencia del alto mando de la Guardia Nacional, por dos años más, considerando yo esto un record, quedando púes esto para la historia de mi institución.

Pero no todo fue malo, en los aspectos positivos puedo resaltar, que en ese transitar por la autopista de la vida del militar, a lo largo de 30 años de servicio, alcance las metas previstas de ascender al grado superior en el tiempo estipulado, ocupé todos los cargos de acuerdo a mi grado, fui tomado en cuenta en varias oportunidades para representar a mi país en el exterior, en la realización de cursos militares y sobre todo aprendí a querer y valorar a la institución Guardia Nacional y aprendí a valorar muy en especial a mi amada familia, que es mi fortaleza y que solo por la gracia de Dios y no por méritos propios aún conservo, puedo con toda confianza mirar hacia atrás y allí está mi bella familia con sus brazos abiertos hacia mí. En conclusión puedo decir hoy más que nunca, porque no me amparo en suposiciones, que el hombre y la mujer que forman parte de los componentes armados, poco conocen sobre lo que realmente es importante en la vida de cada ser humano, que no es más que aprender a vivir, no solo en el paralelo físico o natural, donde todo es vanidad, sino también el paralelo espiritual, que es donde realmente reside la verdadera libertad tan anhelada por el hombre. Queridos amigos vaya este testimonio de vida, para que les sirva de reflexión, aún estamos a tiempo de cultivar nuestro espíritu, con buenos pensamientos, sentimientos y emociones, con una pulcra palabra, no tomándose nada de manera personal, no haciendo suposiciones y sobre todo dar lo mejor de nosotros en la consecución de un fin común, y dejar de correr tras el viento, porque los triunfos terrenales son efímeros, e ilusorios. Puedo asegurarles que cuando recuerdo todas estas vivencias, no me queda más que dar gracias a Dios, por haberme permitido vivirlas, y de todo corazón doy gracias a todos aquellos hombres de la institución que trataron de pasar por encima de mí a toda costa, porque sin duda han sido para nosotros como familia, una parte fundamental para nuestro crecimiento espiritual.

Y les digo que Cristo jamás habitará en un corazón que siente odio, y sé que yo estoy llamado en el mundo militar a aportar un granito de arena para liberar a un pueblo esclavo, que ha optado por el odio y la división. Valla mi testimonio adelante para cumplir mi misión, porque en ese largo discurrir he aprendido que el amor y el perdón son simultáneos, nos da la fuerza para seguir adelante, aun en medio de la tempestad, y así siempre nos llevará a puerto seguro. Y les cuento que lo más hermoso que he vivido, es poder entender que desde siempre Dios tiene un verdadero propósito para con todos los hombres, que lógicamente nada tiene que ver con el mundo militar visto desde el paralelo físico o natural y que es un verdadero regalo abrirse a la dimensión espiritual, dándonos la oportunidad de conocer lo que verdaderamente es importante, la sabiduría de Dios y no la del hombre. Así que pasados mis 30 años de servicio a la patria, dignamente pasé a retiro, con la V de la victoria en la mano y por eso hoy estoy aquí contándoles que Dios nos ama de veras y que solo espera por un sí de nuestra parte, para que lo dejemos entrar a nuestra vida y la transforme de un todo hacia sus objetivos, que jamás tendrán comparación con los nuestros. Hoy estoy disfrutando de la mejor etapa de mi vida estrenándome como un feliz y bendecido abuelo.