domingo, 23 de abril de 2017

On 12:30 by Marilut   No comments

Italia 30-03-2009.

Esta mañana recibí como es costumbre, la agradable visita de mi amado Maestro. Esta vez vino a mí para mostrarme las cosas por venir y que tienen mucha relación con Venezuela.

Él, me decía que me iba a revelar varias cosas que pasarán, pero no para que nos asustemos, porque inevitablemente esas cosas deben sucederse tal y como me las mostró.

Venezuela será la punta del iceberg para lograr ese mundo de paz, después de estos tiempos turbulentos, porque estamos entrando al equilibrio universal; pero antes de esto, debemos estar atentos y pasar esa prueba tan fuerte que nos espera muy pronto vivir, nos advierte que no tengamos miedo, porque esa es el arma más fuerte con que cuenta el maligno, para activarla desde adentro de nuestro templo, debemos despertar ahora, dice el Señor, y aprender a mirar con esos ojos del alma, que abramos nuestro corazón a la esperanza de ese nuevo sol, en esa nueva tierra que solo será habitada por las personas que se lo merezcan, que trabajemos unidos, haciendo las cosas que él nos enseñó. Así pues me mostró que los problemas entre Venezuela y Colombia se agudizarán en estos últimos tiempos, así vi a un ejército armado en Venezuela, pero conformado por hombres y mujeres del pueblo, me dijo tambien que la gente que conformará ese ejército, se enfilará aun en contra de su voluntad; así vi una gigantesca ola de personas marchando por las calles con sus fusiles en mano; los problemas ideológicos llegarán a un máximo de ebullición, donde nadie se sentirá a salvo, me mostró cómo a la luz del día asesinarán a personas que se disponen a regresar a sus casas después de esa marcha gigantesca; así vi un caos total; la crisis económica muy grande, una gran brecha entre diferentes clases sociales, donde el amor del hombre se enfriará. Él nos está mostrando las cosas que van a suceder, pero solo va a depender de nosotros la superación de esas pruebas o nuestro fracaso como especie, que el futuro de nuestros países solo dependerá de que aprendamos a amarnos los unos a los otros, volviendo a nuestra verdadera esencia que es el amor. Que Venezuela ha sido siempre un país muy noble, que no nos dejemos arrastrar por el odio, el ego, el miedo. Que fluyamos desde nuestro interior para que podamos ver y vivir ese nuevo amanecer.

“Por eso les ruego que no se desanimen al ver las pruebas que soporto por ustedes. Más bien han de sentirse orgullosos de ellas”.

Pensando en todo esto, doblo las rodillas en presencia del Padre, al que se refiere toda patria en la tierra y toda familia celestial, pues “patria” viene de “padre”. Que él se digne, según la riqueza de su gloria, fortalecer en ustedes, por su Espíritu, al hombre interior.

Que Cristo habite en sus corazones por la fe, que estén arraigados en el amor y en él puedan edificarse.

Que sean capaces de comprender, con todos los creyentes, cuán ancho, y cuán largo, y alto y profundo es, en una palabra, que conozcan este amor de Cristo que supera todo crecimiento.

En fin, que queden colmados hasta recibir toda la plenitud de Dios.

A Dios cuya fuerza actúa en nosotros y que puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos, a Él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén. (Efesios 3: 13, 20).

De igual forma me mostraron el destino de un hombre rico. Éste pasó toda una vida atesorando riquezas, amaba profundamente el dinero, hablaba con los difuntos para que le señalaran dónde habían dejado sus tesoros a escondidas, no invirtió mucho en la preparación de los hijos que tuvo con su mujer, con la otra y con la otra. Aparte de eso le encantaba valerse de brujos para que le leyeran el futuro y sanaran sus dolencias, tomaba todo lo que aquellos brujos le mandaban, y se bañaba con cada cosa o planta que ellos le recetaban; así pasó parte de su vida.

Tenido el final fatídico que me mostraron; una enfermedad larga y penosa, sus riñones comenzaron a fallar, hasta que solo con la ayuda de una máquina podía ver un nuevo día cargado de dolor, sus ojos del cuerpo físico quedaron en tinieblas, del mismo modo que los ojos del alma a los que nunca les permitió ver la luz, todos sus órganos empezaron a fallar aceleradamente, su dieta era muy rígida, que comía como mendigo, y por último perdió todos sus tesoros acumulados. Luego lo vi en un primer sitio dimensional, donde purgan los difuntos sus errores, habían pasado ya más de veinte años de su muerte, y aún seguía allí sin avanzar, lo vi rejuvenecido, porque el espíritu que acompaña a todo ser vivo siempre es mucho más joven que el cuerpo físico, en su cara reflejaba un gran pesar, pues aunque estaba consciente de haber muerto, el peso de sus errores no lo dejaba avanzar encadenado a aquel lugar frío y extraño.

Seguidamente aquella voz tan dulce me decía: La humanidad debe reconciliarse con la naturaleza y buscar su esencia dentro de ella. Deben ejercitar sus cuerpos en armonía con la naturaleza y empezar a sentir la vida que emana de ella. Así me vi en lo alto de una montaña ejercitándome y respirando aire fresco, oyendo el trinar de los pájaros, muy atenta a todos los movimientos que registraba la montaña, el sonido del viento, el movimiento de las hojas en los árboles, las flores que al abrir daban color a la montaña, los pájaros volar y posarse en cada rama.

(Capítulo Treinta y Cinco, Revelaciones Maestro habla que tu sierva escucha.)

10 de noviembre del 2013

En horas de la madrugada sentí una fuerte brisa que venía acompañada de otra visión y, entre nubes muy oscuras sobre el cielo de mi pueblo observé, que ellas se iban acomodando de una forma bien agrupada; eso que se me mostraba me causaba gran expectación, debajo de las nubes vi un gigantesco busto de bolívar, este era de color negro. Luego oí una voz que me advertía, que con ese busto íbamos a ser destruidos por idólatras.

Al ver eso, mi familia y yo, llenos de pánico, comenzamos a correr, nos acompañaba una multitud de personas que también corrían junto a nosotros; así que entramos a un lugar cerrado, este sitio era un gran teatro, donde habían muchas sillas vacías; mi familia y yo, no nos sentamos, sino que por el contrario, nos adentramos hacia el fondo del teatro encontrándonos con otra sala más privada, yo pensé de inmediato que no nos iban a dejar entrar, pero pasó todo lo contrario, se me apareció un ser con mucha luz y nos invitó a pasar hacia un área más privada aún, para que como espectadores, viéramos la caracterización del lugar donde se supone que ocurrirá tal suceso que era una gran destrucción. Antes de entrar con mi familia, pude ver, como seres muy altos caminaban con la estatua entre sus manos para destruir con ella a mi pueblo.

Pasado un tiempo salí hacia el exterior, y fue cuando pude observar que la imagen había sido destruida por completo, esos seres gigantes, la habían estrellado contra la pared de un campanario de la iglesia de mi pueblo; observé también, que cuando el busto de Bolívar fue estrellado contra las paredes de la Iglesia, esta silueta quedó marcada entre espacios vacíos de las paredes de bloque que quedaron en pie; inmediatamente escuché una voz que me decía:

«Eso que vez, es en señal de acusación por idólatras».

Luego vi a una mujer que en la visión era hermana de mi amiga Maru, que aun con una enfermedad que la aquejaba, caminaba entre cerros para ayudar a las personas a través de la oración sincera, luego la vi caminando hacia el templo. Después de manera inadvertida y a pesar de que la gente gritaba mi imprudencia, me vi corriendo y pasando sin problemas por entre esos seres gigantes que destruyeron todo rastro de idolatría; seguidamente sentí culpa por no haber estado preparada para ayudar a la gente, como lo hizo la hermana de mi amiga. Por último me vi sentada frente a un sacerdote contándole sobre la visión que había tenido y él, mirándome fijamente a los ojos, me dijo:

«¡Te creo, porque has dicho la verdad!».

30 de noviembre del 2013

Tuve esta visión: Me vi perseguida por tres toros de color negro con sus cuernos bien afilados, aun así en medio de esa persecución que se desataba en mi contra, los milagros del Señor se hacían evidentes y la predicación del evangelio se escuchaba por todas partes, esta persecución se producía a gran escala; así que me vi huyendo, escondiéndome entre edificios y calles; yo trataba de buscar comida para apaciguar mi hambre, y vi como muchas personas trataban de ayudarme, mientras que por el contrario, otro grupo de personas querían que me atraparan. En mi huida pude ver barrios con muchas carencias económicas, y también vi a muchos sacerdotes y una gran muchedumbre orando, entonces el milagro se produjo.

24 de mayo del 2014

En esta visión, me vi perseguida por un fuerte organismo de seguridad de estado, la razón de la persecución se debía a una revelación que yo había escrito en una de mis obras literarias y que tenía relación con el pago realizado a unos generales; la gente perteneciente a ese organismo de seguridad me buscaban porque pensaban que yo tenía más información al respecto, por lo que me vi huyendo de mis perseguidores, además de ello, había algo más escrito en el libro, que también se estaba cumpliendo conforme a lo que el Señor me había revelado y mis perseguidores lo sabían. Así oí una misteriosa y dulce voz que me decía: Todo lo escrito se ha cumplido a su tiempo y, lo otro también se cumplirá a los ojos de todos.

Aquella dulce y cálida voz del Maestro, se hizo sentir nuevamente, diciéndome: Marilut, quiero que traigas aquí la visión de del 09 de junio del 2008 porque ha llegado el momento de explicarte con claridad lo que quiero que sepan todos ustedes, mis hijitos.

Terminando de decir esas palabras, de manera inmediata vi una estatua grande, era el busto del faraón de Egipto, su color era dorado como el oro; seguidamente observé, que se erigía otra escultura muchísimo más grande, dorada como el oro puro, esta última era tan imponente que por su gran tamaño y belleza opacaba a la del Faraón, pude ver también que mientras esta se erigía se destruyó en mil pedazos la primera estatua; mientras se me desvelaba completamente aquel busto, pude observar cómo se formaban unas palmeras bien marcadas sobre su vestimenta, también se adornaba su ropa con espigas, escudos, charreteras, botones decorativos y condecoraciones; supe que se trataba de un uniforme propio de un oficial general; lo que más impacto me causó fue que cuando alcé mi mirada absorta para ver su rostro, pude darme cuenta con asombro que se trataba de Simón Bolívar, nuestro libertador, era una estatua erigida con unas grandes proporciones y características, que le daban una belleza sin igual, donde resaltaba de manera muy definida su uniforme dorado. Seguidamente de ello, ante mis ojos se dibujó un gran martillo de oro puro, como bajado del cielo y el mismo estaba como suspendido en el aire, miré mucho más alto en dirección al cielo y de entre las nubes salió una mano muy grande que tomaba con facilidad ese martillo, una vez que la mano se posó sobre el martillo, vi como una gran multitud de personas habían muerto por causa de esa figura, y también vi que eran personas humildemente vestidas que como dormidas, eran atraídas por una fuerza magnética hacia el cielo, las imágenes que más cerca tuve, fue la de unos cuerpos de niños, por su fisonomía asumí que eran zambos, llevaban colocados unos pantalones beige y camisas de mangas largas, abrochadas desde sus cuellos; después de ser trasladados al cielo, la mano poderosa tomó con fuerza al gran martillo, y lo estrelló contra la estatua gigante de Bolívar, y ésta hecha trizas por el impacto, se derribaba hacia abajo; yo al ver aquella escena, me sobrecogí de temor y me lancé al suelo en posición fetal, mientras aquella inmensa estatua seguía cayendo, partida en mil pedazos; así que mientras yo permanecía en posición fetal, la dulce voz del Maestro se dirigió a mí, y me dijo: «Sé que sientes temor de lo que ves, pero respecto a ti, en lo personal nada ni nadie podrá ocasionarte daño, recuerda que esto que ves es una representación de lo que sucederá, estás como en un gran cine, viendo una película en cuarta dimensión, por eso te sobrecoges y sientes temor; esto que ves sucederá, pero tú no temas».

Así que al oír sus palabras me levanté con toda confianza en su promesa. Vi entonces como destruyó toda esa idolatría gigante de Bolívar, y las piezas partidas en mil pedazos eran tan grandes, que caían sobre el mar, y esto iba a ocasionar un desastre jamás visto, grandes inundaciones, tsunamis y destrucción.

Después de todo lo que vi, una voz potente y poderosa como un trueno, me decía: «Esto que viste, es la sentencia a tu pueblo, por idólatra».

Con respecto a la otra parte de la visión, desde ese día 18, estuve tratando de entender lo que vi, oré constantemente para que el Señor me explicara con claridad y a la luz de la Palabra estas cosas, a través de su Espíritu de Sabiduría para poderlas compartir con ustedes. Ahora lo entiendo claro y les manifiesto que no es precisamente por mi cuenta que lo entendí, sino a través de unas hojas sueltas que de manera misteriosa aparecieron en mi agenda justo en esta revelación, y digo de manera misteriosa porque eran unas notas sueltas que contenían unas revelaciones que había recibido en las montañas europeas, cuando por orden del Señor escribía los mensajes plasmados en mi segunda obra literaria; estas páginas registran los capítulos 40 al 44 del libro «Revelaciones Maestro habla que tu sierva escucha», las cuales al igual que las demás las guardo bajo llave, en un baúl de madera de mi propiedad. De tal manera que ya habiendo aprendido a leer los signos y señales provenientes de lo alto, pude entender que mi Señor las trajo hasta mi agenda, a objeto de que explique con claridad de lo que se trata. Para hilar estos mensajes, voy a tratar de esbozar aquí esas revelaciones, para mejor comprensión del lector.

El 03 de abril del 2009, encontrándome en las montañas ubicadas en el sur de Italia, el Señor vino a mí y me decía: «A la niña de mis ojos la han prostituido», no sabía yo en ese momento, que se estaba refiriendo a Venezuela. Él, describió a Venezuela de varias maneras a saber: Como una casa grande, de corredores muy largos, construida con ladrillos de adobe1 y tejas artesanales.

La definió como una joven de aproximadamente de 17 años, por demás hermosa, que fue electa como reina de un concurso de belleza. Así que el mismo Altísimo, la ayudó a arreglarse, ya que era frágil y de pocos recursos económicos, le quitó todos sus accesorios de fantasía, y la vistió, con un vestido radiante color amarillo sol y la adornó con finos accesorios de piel, de oro y piedras preciosas; la colmó de riquezas y de una espléndida belleza, y selló una alianza con ella, y le dijo:

1 Masa de barro mezclada con paja o heno, moldeada en forma de ladrillo y secada al aire. «Te he vestido con un diseño exclusivo, para que lo luzcas con tus hermosos zapatos amarillos y tu bella cartera». Así que abrió un closet y de él sacó grandes tesoros y le dijo:

«Toma de allí lo que te sirva, y lo otro que quede es para las personas que lo necesitan».

El Señor conocía de antemano a Venezuela, sabía que era una joven mal portada, salía con su hijo, pero que también se metía a la cama de un hombre casado. (Esto se trata de las prácticas esotéricas que se practican en las montañas de Sorte, por eso el Señor la considera mal portada).

Tanto conoce el Señor a Venezuela, que en otra visión que tuve, la asimiló nuevamente con la casa grande, de adobe, con nuevas personas laborando en ella, que habían sustraído parte de sus tesoros; una gran cadena de oro con su crucifijo había sido movida de su lugar apareciendo en un sitio distinto.

Luego me la mostró como la mujer luchadora, que se disponía a salir después de haber terminado su jornada de trabajo diario. Después me mostró un perro amaestrado que estaba junto a una bicicleta, y así describió a Venezuela como la mujer presentadora de un concurso de perros, con perras que no podían hacer sus acrobacias, porque no les habían llevado a sus cachorros. Luego me mostró a una señora anciana, su edad era muy pero muy avanzada, que con todo y su vejez, continuaba con su mal comportamiento de la juventud, a su lado había una mesa con frutas podridas y oí la voz que me decía:

«La primera es la joven prostituta y sus andanzas; la vi entonces en una gran concentración, coqueteando con el presidente de la república, que se movía como pez en el agua entre la gente, por lo que no necesitaba ningún tipo de seguridad que le frenara el contacto directo con el pueblo, vi al presidente, siempre caminando con el pueblo, yo pude con facilidad acercarme a él y lo vi muy atento a lo que yo le decía, así conversamos un largo rato, yo por mi parte no recordé realmente de lo que hablamos, solo recuerdo que estaba muy atento a lo que yo le platicaba, mientras se alejaba de mí, lo vi caminando junto al pueblo y pensé que él, nunca se olvidaría de mí, ni de lo que habíamos hablado y que le sería fácil reconocerme».

Después el Señor, me presentó esta parábola:

Yo me vi en casa de un hombre muy rico, que vivía en Europa, continente donde yo me encontraba, recuerdo que en la visión conversábamos sobre una casa de su propiedad, a la que yo había entrado para habitarla; este señor rico muy amable me decía: Quédate a vivir en ella; yo por mi parte le respondí que no porque sus cañerías estaban contaminadas de tanta inmundicia; así que le di las gracias por su espléndido comportamiento conmigo y salí de ese sitio.

Luego me volvió a presentar a Venezuela sentada a mi derecha sobre un banco en la iglesia; era una mujer joven, alta, morena, muy linda, que lucía un uniforme de servicio, con su delantal por encima del uniforme y en su cabeza unas crinejas que recogían su hermosa y abundante cabellera de color negro y sobre ella una pequeña gorrita; la mujer cargaba entre sus brazos a un niño, cerca de ella estaba la anciana mayor; así vi que la misa empezó con una gran celebración, con hermosos cánticos que entonábamos todos los que allí nos encontrábamos, eran himnos de alabanza al Señor, que salían como del alma de las personas de todas las edades que estaban presentes; yo me detuve a contemplar a aquella joven y bella morena, quien muy jovial entonaba con mucho ritmo sus canciones, se hizo un gran contrapunteo de alabanzas y lo último que escuché fue esta frase que salía como del alma de aquella bella mujer: “Venezuela, Patria grande y hermosa”, y así vi que ella, muy alegre se levantó y salió con su niño en brazos al terminar la celebración, porque debía continuar con sus labores de servicio.

Por último, en fecha muy reciente, en visión se me mostró a Venezuela, que deliberadamente caminaba hacia un precipicio y cuando llegó al filo del mismo dejo rodar al niño que llevaba entre brazos, yo, al ver lo sucedido, sentí un gran dolor por lo que veía y bajé hasta el fondo del precipicio, lo tomé entre mis brazos, limpie sus heridas y se lo entregué a mi hijo Oscar Gerardo y a su esposa Jaimar, para que ellos lo adoptaran como propio.

Seguidamente una voz interior como de reflexión me decía a modo de preguntas:

«¿Dónde está esa bella mujer, ese bello y bendecido país? ¿Qué pasó con ella y sus habitantes? ¿Qué pasó con el niño que llevaba entre sus brazos? ¿Qué hicimos con la alianza que el Señor selló con nosotros? ¿Qué pasó con esa Venezuela feliz, que se despedía con mucho cariño del templo con un fuerte abrazo de paz? ¿Por qué como madre consagrada al Señor, lo lanzó por el precipicio, para ir tras sus malas andanzas? ¿Dónde quedó esa patria querida?, ¿qué hicieron contigo, si eras tan bella, que llevabas en tus brazos a Jesús niño y en tu corazón a Jesús hombre hijo de Dios, y en tu pecho al gran Maestro? ¿Por qué te han desnudado y te han quitado tu consagración como país?». Es de hacer notar, que en todas las visiones registradas en mis libros, el Señor utiliza el mismo lenguaje y la misma metodología de enseñanzas, recurriendo a parábolas y en forma de visiones, para dirigirse a nosotros sus hijitos de buena voluntad, como dulcemente nos llama y como bien se lo manifestó a mi hija Mariana Paola, cuando redactaba el epílogo de mi primer libro Confidencias de la esposa de un militar”; en esa oportunidad, él le decía que de esa manera nos está capacitando para que aprendamos a pensar por sí solos; de tal manera que como lo he venido afirmando desde entonces, en todos los mensajes, el Maestro siempre lo hace por medio de comparaciones de hechos y circunstancia de mi propia vida y de mi entorno, de la misma manera como lo hacía en aquellos tiempos cuando convivía entre su pueblo; porque indudablemente es un gran medio de trasmitir su sabiduría, y esto me ha permitido en lo personal, la experiencia de apoyarme en su palabra que viene a ser el baluarte que utilizó como herramienta para explicarla a la luz de sus enseñanzas.

Entiendan esto, como yo lo he entendido.

No cualquier comparación es una parábola, sino aquella que hace tomar consciencia de su situación, al que escucha y lo obliga a definirse.

Jesús se refería a él, solo a través de imágenes y nosotros las entendemos en la medida en que tengamos ya alguna experiencia de Él. Es una manera de explicarnos que ya Él, está entre nosotros. (Mt 13)

“Hablaré en parábolas”. Estas son las primeras palabras del salmo 78. De tal manera, que dicho esto: Yo Marilut Sánchez Viloria, por la gracia de Dios, soy profeta del Señor, Por eso llevo como estandarte la palabra de Dios, recordando a los hombres su procedencia, es decir, que han salido de Dios y que volverán a Dios, y como la centinela del Señor, recordarles a través de mi propia vivencia personal, que el camino del hombre en su transitar por la tierra, está sembrado de debilidades, fracasos, y pruebas, pero que también está sembrado de tiempos de prosperidad, de alegría y de luces. Un profeta al que Dios sostiene por su gracia crece y se desarrolla dentro de su propio pan diario, y es a través de sus vivencias que puede mostrar al hombre que el resultado lo obtenemos cuando conservamos la fe en medio de la tribulación, ese camino siempre estará abierto al amor y a la misericordia de Dios, reordenado por el poder de la salvación y que al final desemboca en una comunión eterna con Dios.

Así que al abrirnos a Él, como hombres y mujeres de fe, podemos testimoniar verazmente, que Dios prepara, corrige y moldea a su pueblo, en lo individual a través de nuestras vivencias y en lo colectivo, a través de la historia de nuestros pueblos, para que seamos capaces de acoger en su hijo la plenitud de la luz y de la salvación.

En épocas antiguas, gran parte de la historia de Israel, fue escrita en torno a los profetas a través de las crónicas de hechos pasados, Dios los iluminaba para interpretar esos hechos, a objeto de que todos descubrieran el modo de actuar de Dios, y los cambios por lo que fue pasando su alianza; ahora que son los últimos días, Dios se comunica o se expresa a través de nuestras propias experiencias. «En diferentes ocasiones y bajo diferentes formas, Dios habló a nuestros padres, por medio de los profetas, hasta que, en estos días que son los últimos, nos habló a nosotros por medio de su hijo, a quien hizo destinatario de todo, ya que por Él dispuso las edades del mundo». (Heb 1,1-3)

Así que el Señor quiere, que entendamos esto:

Cuando nos habla de la prostituta, no solo se está refiriendo a la mujer que vende su cuerpo físico, sino todo acto que corrompe el espíritu, como el ego, la envidia, el odio, la ira, las discusiones, la lujuria, la avaricia, la adoración a ídolos u otros dioses, así como rendir culto al dinero, seguir doctrinas falsas de brujos y hechiceros, y cualquier otra doctrina que erradamente conlleve a crear dioses que nos esclavizan y nos someten como perros amaestrados.

El Señor a través de estos mensajes, de manera reiterada nos llama la atención como país, para que corrijamos ahora mismo nuestros errores, nos recomienda que seamos verdaderos hijos obedientes, nos está invitando como pueblo a ser monoteísta, admitiendo en nuestro corazón y en nuestros actos a un solo Dios, a dejar el egoísmo, y a trabajar todos juntos, sembrando verdaderos frutos para el Reino del Cielo, deponiendo toda actitud de prostitución que nos aleja de Dios, nos está invitando a que dejemos de actuar como perros amaestrados, antes de que entremos a ser juzgados, como lo será la antigua y vieja prostituta, que solo puede dar frutos podridos. En reiteradas oportunidades, nuestro amado Maestro nos invita a que renovemos la amistad y alianza con Dios, esa alianza que sellamos con su sangre preciosa, también nos recuerda en las anteriores revelaciones, que nos ha invitado como pueblo pagano a una gran alianza y amistad con Él, cuando muchos judíos lo rechazaron, porque fue de esa manera como se nos abrieron las puertas a la esperanza, para que formáramos parte de ese su ejército de luz, aun estando conscientes de que no somos herederos de Abrahán por la sangre, sino por la fe en Jesucristo.

En estos tiempos, se hace necesario, que abramos nuestra mente y nuestro corazón, porque en este caso específico el Señor se está dirigiendo directamente a Venezuela, como en su tiempo lo hizo con Jerusalén; por eso debemos poner la barba en remojo, revisándonos profundamente, para que podamos descubrir nuestras torpezas, y nuestra vanidad como personas y como nación.

El Señor se está dirigiendo a nuestro país y nos dice: «Nadie tuvo compasión de ti, nadie te cuidó; ni siquiera por piedad; el día en que viniste al mundo a nadie le interesabas y te dejaron en el suelo en medio del campo. Yo pasé entonces cerca de ti, te vi debatiéndote en medio de tu sangre y te dije: ¡Vive tú que pierdes tu sangre, y crece como una hierba del campo! Entonces comenzaste a crecer, te desarrollaste, te convertiste en una jovencita, tu pecho se afirmó, y tu cabellera creció; pero, estabas desnuda, no tenías nada. Entonces pasé cerca de ti, y te vi; era el tiempo de los amores, eché sobre ti un manto, cubrí tu desnudez y te hice un juramento. Hice una alianza contigo, palabra de Yahveh, y tú pasaste a ser mía. Te bañe con agua, lavé tu sangre y te perfumé con aceite, te vestí con ropaje bordado, con calzados de cuero fino, puse en tu cabeza un velo de lino y de seda, te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas, un collar en tu cuello, un anillo en tu nariz, aros en tus orejas, y para tu cabello una espléndida diadema. Te alimentaba de harina fina, de miel y de aceite y quedaste magnífica; un día fuiste la reina, era una belleza perfecta gracias a mi esplendor que derramaba sobre ti. Palabra de Yahveh.

Luego pusiste tu confianza en tu belleza, y tu fama te permitió prostituirte; prodigaste tus encantos a cualquiera que pasaba y te fuiste con él. Tomaste tus vestidos para decorar los altos lugares en los que te prostituías. Tomaste tus joyas de oro y plata que te había dado e hiciste con ellas estatuas de machos, con los que te prostituiste». (Ez 16,5-17)

«¡Cuál no será tu furor, dice Yahveh al ver tu mala conducta de prostituta insolente!, a las prostitutas les dan regalo, pero tú, en cambio dabas regalos a tus amantes; les pagabas para que vinieran de todas partes a envilecerse contigo, te prostituías, pero era al revés de las otras mujeres; nadie corría detrás de ti, sino que tu pagabas, y nadie te pagaba, realmente no eras como las demás. Por eso prostituta escucha estas palabras de Yahveh: Ya que mostraste tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes, y con todos tus ídolos abominables, ya que derramaste la sangre de tus hijos, yo a mi vez reuniré a todos tus amantes con los que te calentaste, a los que querías y a los que aborrecías; los reuniré en contra tuya, de todas partes y ante ellos descubriré tu desnudez, te verás privada de todo. Te aplicaré la sentencia de las mujeres adulteras, y criminales; te entregaré a la cólera y a la indignación». (Ez 16,30-38)

Estos son tus cargos:

- Te entregaste al culto de ídolos, a pesar de ser la esposa de Yahveh.

- Organizaste la prostitución sagrada, como se practicaba en los cultos paganos.

- Te sometes a naciones grandes para obtener protección política, en vez de conservarte independiente. Pero aquí no se agota todo, Dios sigue hablándonos y nos dice como personas individuales y como un colectivo, y ante esta terrible situación en que nos encontramos, donde la idolatría de nuestros pueblos ha superado a las del Faraón, en los tiempos de Moisés:

«Seas como seas, Dios se fija en ti a título individual. Te llama por tu nombre, te ve y te comprende tal como te hizo. Sabe lo que hay en ti, conoce todos tus pensamientos y sentimientos que te son propios, todas tus disposiciones y gustos, tu fuerza y tu debilidad; te ve en tus días de alegría y también en los de tristeza. Se solidariza con tus esperanzas y tus tentaciones. Se interesa por todas tus ansiedades y recuerdos, por todos los altibajos de tu espíritu. Ha contado hasta los cabellos de tu cabeza y ha medido los codos de tu estatura. Te rodea con sus cuidados y te lleva en sus brazos; te alza y te deposita en el suelo. Ve tu auténtico semblante, ya estés sonriente o cubierto de lágrimas, sano, o enfermo. Vigila con ternura tus manos y tus pies; oye tu voz, el latido de tu corazón y hasta tu respiración. Tú no te amas a ti mismo más de lo que él te ama».

Como sujeto colectivo; pueblo de Dios, es decir una comunidad como pueblo de Dios.

Sujeto singular: Cristo ha redimido sin excepción a cada hombre y a cada mujer.

«Yo reprendo y corrijo a los que amo. ¡Vamos! Anímate y conviértete.

-Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a su casa a comer, yo con él y él conmigo.

-Al vencedor le concederé que se siente junto a mí en mi trono, del mismo modo que yo, después de vencer, me senté junto a mi Padre en su trono». (Ap 3,19-22)

¡El que tenga oídos escuche este mensaje!

Un país que agoniza

Con estas parábolas el Señor nos muestra a una humanidad decadente, y la explica con claridad a través de nuestro propio pan diario, y como país nos invita una vez más a la reflexión. Lo cierto es que el Señor siempre nos ha hablado al respecto y de distintas maneras.

03 de febrero del 2008

Este día me dio este mensaje para que yo lo hiciera público y quedó registrado en mi primer libro. «Se acerca el tiempo de la oruga, recojan y prepárense para cuando la oruga llegue, como se preparó José en Egipto,cuando recogio los granos y los almacenó, para cuando llegaran aquellos días de hambruna, de escasez; prepárense también en el espíritu, y estén atentos y trabajando antes que la oruga llegue…».

El Señor nos decía en esa oportunidad que nuestro país será la punta del iceberg para lograr la paz y el equilibrio universal; luego de manera más reciente me hizo ver a la Venezuela que hoy vemos con los ojos del cuerpo físico, ese país en caos, y nos muestra cómo sería su transformación si verdaderamente le creyéramos.

01 de mayo del 2014

Así que en una escena del pasado, me encontré con los padres de mi primer enamorado, en mi visión, como también en la vida natural, ellos eran magníficos, tenían un buen corazón, cualidades éstas que también adornaban a su hijo, quien me amaba con un amor puro y genuino, vi entonces que de él parí, no una vez, sino dos veces a un hijo, lo que nació de mí a través de él, era de una belleza incomparable, que nos unía a todos en uno solo. Fue cuando entonces oí la voz de mi Maestro que me decía: Eso significa nacer dos veces y nacer de nuevo, nacer en el Espíritu, nacer en victoria; así me dijo luego, esa es la Venezuela que he amado profundamente. Seguidamente me pasó a otra escena.

Esta vez me vi parada en el peldaño más alto de una escalera gigante, desde allí pude visualizar a una Venezuela sin luz, opaca, destruida, sucia y miserable, llena de escombros por todas partes; y me dijo entonces: «mi novia en quien yo me deleitaba, era hermosa, así como eran de hermosos tus amores del pasado, pero a mi novia, hombres malos me la manosearon, me la prostituyeron y la convirtieron en esos despojos que tus ojos ven».

Todo lo que observé era horrible, así que mientras yo veía la destrucción reinante, me vi a la par perseguida conjuntamente con mujeres de mi pueblo, por ser católicas practicantes, al igual pude ver una persecución contra la iglesia evangélica, porque nosotros predicábamos sobre la necesidad que teníamos todos de volver la mirada al Señor y a volver al amor de antes, a la unión entre hermanos y apelábamos a la caridad de los creyentes en Cristo. Eso trajo como consecuencia la arremetida de grandes grupos de personas que se transportaban en motos y atormentaban a toda la ciudadanía, esto se convirtió ante mis ojos en una gran persecución, porque todos ellos buscaban matarnos, así vi un caos en la salud sin precedente, disturbios y asesinatos. Seguidamente mi Maestro volvió a decirme: «Hija mía, debes anunciar a mi pueblo, que deben volver a la bondad, extendiendo la mano para alimentar al desvalido y apoyar al caído, así no se los agradezcan».

Después me mostró nuevamente la caída de grandes cadenas de tiendas de ropa. Me dijo igualmente: «Hija mía, requiero que ustedes limpien mi templo, para la celebración de las bodas del cordero y se vistan de blanco, y quiten a mi novia, a mi amada esa vestimenta roja».

También me dijo:

«Vas a volver a escribir sobre mi primer libro, confidencias de la esposa de un militar y sustituirás el título, solo utilizarás la palabra militar. ¿Hacia qué ejercito militar te enfilas, al mío o al del hombre?»

Luego me vi caminando por las montañas hasta llegar al templo y en alta voz me vi diciendo:

«¡Soy la columna del templo que soporta la casa donde habita Dios, por eso renuncio al desamor, la tristeza, la desesperanza, al desierto, porque voy hacia la luz, voy a la cima!»

Luego el Señor me mostró a la Venezuela del futuro. La novia vestida de blanco, con su pisada firme, sobre la cabeza de la serpiente; y seguidamente con su dulce y embriagadora voz me dijo: «Es prometí que los acompañaría hasta los confines de los tiempos, que no los iba a dejar solos, y esa es mi promesa que se cumple con firmeza, para destruir a las fuerzas del mal y sus obras. Mantengan abiertos sus ojos, y mantengan la esperanza, aun cuando en el plano físico o material no lo vean, porque la esperanza es el arma que acciona la promesa, y al accionar esa arma podrán ver con claridad en otro plano lo que sucederá con Venezuela».

Seguidamente me presentó una nueva visión, se trataba de una hermosa mujer morena, alta y con un cuerpo bien definido, ella llevaba colocada en su cabeza una bella diadema de piedras preciosas, que con su cabellera abundante recogida en una cola alta la hacían ver mucho más elegante, porque resaltaba su lindo y carismático rostro; ella llevaba colocado un bello vestido azul mediterráneo, bordado con piedras preciosas; esta bella mujer era pareja de un hombre mayor, muy rico llamado Homero y ellos eran los padres de una bella niña. Yo me vi preguntándole a mi hija Mariana, que si esa bella mujer era esposa de aquel señor mucho mayor que ella, y mi hija me respondió con mucha firmeza que sí.

Aquella bella mujer se hizo mi amiga y gracias a ello aquel hombre rico, su esposo, me tomó un cariño muy especial y nos invitó a mi hija y a mí a vivir con ellos en su hogar; pasó el tiempo y un día me encontré con un amigo de la infancia llamado Jacobo, que recién había venido a Venezuela de visita, pues desde hacía ya muchos años se había residenciado en ciudad de México; él y yo nos paramos justo frente a la puerta de un templo, yo con mucha melancolía le decía, que todos nuestros amigos de la infancia se habían ido de nuestro país al igual que toda la juventud venezolana había partido, y que desde entonces nuestro país se había vuelto muy triste al ver partir a sus hijos gracias a la desidia y las malas políticas de quienes gobernaban y que a ellos se debía la tristeza de mi pueblo.

Después del reencuentro con mi amigo de la infancia, me regresé a casa de aquella hermosa y amorosa pareja que nos había acogido con tanto amor; fue en ese momento cuando el anciano rico se dirigió a mí y me dijo:

«Hoy es un día muy especial e importante, yo seré proclamado por el pueblo, por eso voy a preparar un discurso que tu darás en mi nombre, para que todos con su corazón y brazos abiertos me reciban, pero no dirás que fui yo quien lo escribí por ti» Es así que pasados esos duros años de destrucción y desidia, llegó el día en que me vi caminando por las calles de mi pueblo, dirigiéndome al sitio donde yo daría la bienvenida y proclamación de aquel importante y rico hombre, que como juez hacía justicia. Pude ver que Venezuela despertaba a una nueva realidad, vi grandes maquinarias pesadas haciendo su trabajo de movimiento de tierras y grandes inversiones llegaban al país para inyectar los recursos necesarios para su reconstrucción inmediata, por último vi, como Venezuela se levantaba de esa terrible pesadilla, era la luz que llegaba a ella y a la vez albergaba su prosperidad. Terminada la visión continuó explicándome lo siguiente: «Hija mía, de lo que sucede en Venezuela ustedes en parte son los responsables, me pidieron un dios a su medida y a dios pedido, dios dado, esa es la ecuación resuélvanla ahora, quiero recordarte esto como conciencia del pueblo, mientras trabajábamos juntos escribiendo y viviendo las enseñanzas que soportan tu primera obra, registraste en la página 59, una oración que elevaste al cielo y decía: “en fecha 08 de febrero de 1998, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en tu país, resultando como ganador, el difunto presidente, con un 59% de la aprobación por parte del pueblo venezolano, porque todos ustedes querían un cambio y tú estabas muy contenta con los resultados, a pesar de que yo les había dicho que los anteriores presidente, no eran culpables de lo que se sucedía”. Hija mía, tú en tus oraciones me pediste que ayudara a ese hombre a gobernar certeramente, porque lo necesitaría, también expusiste en tu oración, que por su condición de militar, él tenía que romper con ese paradigma de vida, que lo había alimentado en sus proceso de formación, tu gran temor era que él no entendiera que se había convertido en presidente de todos los venezolanos y que ya no estaba limitado a un componente armado; Marilut, tú me pediste que lo ayudara a asumir ese reto con mucha sabiduría, porque ustedes los civiles eran insubordinados pasivos, que decían si a una orden y terminaban ejecutando otra, y esto les podría traer grandes problemas, si el presidente no entendía cuál era su misión. En esa oración expusiste todos tus temores, me dijiste que habías leído algo, que te había dejado pensando y era que:

“Una vez que un ejército se ha convertido en una fuerza poderosa existe el riesgo de que se destruya la felicidad de un país, que mientras existan ejércitos poderosos asechará el peligro de una dictadura”.

“Que cuando las diferencias de opinión sean expresadas con franqueza y puedan ser debatidas, en lugar de ser guardadas en su seno, ya no existe necesidad para derribarse los unos a los otros, con un odio de profundo arraigo, y que la tolerancia y la paciencia ejercidas con valor, no son signos de debilidad sino de victoria”, y cerraste tu intervención diciéndome esto: “¡Por eso Padre yo te pido que le des luz y entendimiento por el bien de todos!”

Marilut, cuando tú en oración me pediste todo eso, yo ya conocía el corazón de aquel hombre, y te di luz al respecto para que en tus oraciones expusieras con claridad tus alegatos, acerca de la necesidad que tenía el hombre de romper con ese paradigma de vida programado por su entorno social y cultural. Marilut, quiero que recuerdes y le expliques a mis hijos, esto: “Si Dios pone en el trono a los reyes, es para que perdure su reinado, pero si se dejan dominar por la soberbia entonces se verán cargados de cadenas, amarrados con cuerdas de aflicción”. Después les muestra con claridad, como han sido su conducta y sus faltas nacidas de ese orgullo. Les llama la atención al oído y los manda a apartarse del mal. Si escuchan y le sirven acabarán felices sus días. “Marilut, tu eres fiel testigo de esto que te digo, por eso en el último mensaje que les despaché a través de ti, se los advertí claramente. ¿Lo recuerdas ahora? Así también quiero que recuerdes, cuando en aquella visión pasada me dijiste, ¿Qué por qué yo te había dicho que el presidente de tu país pertenecía a mi ejército de luz, si todo lo que veías era feo? ¿Recuerdas lo que te respondí sobre la soberbia del hombre?”».

Y por último el Maestro nos dice: «Venezuela, camina conmigo y serás modelo para todas las naciones, serás una verdadera Reina de belleza. Dios nos está llamando como personas y como país al arrepentimiento sincero, es decir a que le demos un viraje profundo a nuestro corazón y a nuestra conducta, para que podamos obtener el perdón de nuestros pecados».

09 de marzo del 2015

De la misma manera recurrente y con la misma metodología de enseñanza, el Señor a través de una visión en un sueño trajo a mí estas escenas:

- Me vi dentro de un lugar amplio, en el habían grandes tesoros y reliquias de civilizaciones muy antiguas. Entre las cosas que pude ver, estaba un objeto muy antiguo bordado con fino hilo, su forma era muy parecida a la de un rosario, pero este no tenía la cruz colgante ni las cuentas de un rosario tradicional, que lejos de ser de bolitas redondas eran como aplanadas y también estaban bordadas en ese fino hilo color beige, éstas se veían bordadas con una armonía perfecta, yo tomé aquella especie de rosario para observar con claridad de que se trataba y pude entender que era algo utilizado por antiguas civilizaciones para orar, y pensé: ¡esto debe pertenecer al cristianismo primitivo!, seguí avanzando y observé muchas piedritas hermosas como de cerámica fina, con unas figuras de colores gravadas en ellas, yo tomé entre mis manos una pequeña cantidad de ellas y las guardé en mi bolso como prueba de lo que veía, de repente fui interrumpida por alguien que con su voz de mando me prohibía tocar nada de lo que allí había. Seguidamente me vi en otra escena.

- Yo debía actualizar dos carnés vencidos, uno de ellos era como funcionaria de la Contraloría General de la República, y el otro del Ministerio de la Defensa de mi País, para ello debía trasladarme a la capital de la república; así que me vi en la gran ciudad, dispuesta a permanecer allí por lo menos una semana, para poder realizar todos los trámites concernientes. Al llegar a la contraloría recordé que yo había olvidado en la ciudad de donde provenía, una carpeta con una serie de recaudos que necesitaría para poder renovar el carnet, sin ellos sería imposible hacerlo. Me vi entonces saliendo de ese sitio y al estar afuera, vi un gran caos en la ciudad, la gente caminando muy rápido y con su ceño fruncido que daba la impresión de desgano, rabia, desmotivación, desesperanza; las grandes avenidas estaban cargadas y colapsadas de vehículos, que producían un sonido estruendoso y aparte de ello, los conductores hacían sonar las cornetas de sus vehículos de una manera desesperante; comencé a caminar a toda prisa, para tratar de ejecutar por lo menos una diligencia, pero me sorprendió una lluvia intensa de corta duración (chubasco), así que me vi obligada a entrar a un centro de salud para refugiarme de la lluvia; ya dentro de ese sitio me dirigí hasta su sala de baño para secarme un poco porque estaba toda empapada, al observar ese sitio, pude darme cuenta de que sus piezas estaban muy deterioradas, me vi lavando allí mi ropa que al inicio era blanca pero que al entrar en contacto con el agua que salía de la regadera tomaba un color marrón, porque el agua que salía de la tubería era sucia como de barro, pude observar que la habitación donde descansaban los médicos de emergencia, también estaba deteriorada y mucho desorden en él, lo calzados de los médicos estaban todos tirados, y las camas en un completo desorden. Al salir de ese sitio, seguí caminando, pero ya no llovía y me encontré con una pareja de esposos que me conocían, la mujer se dirigió a mí y me dijo: Me alegra verte, porque tu sobrina de cuatro años está pasando unos días con nosotros ya que su madre me la mandó, porque tanto ella que estudia preescolar como su hermanita que estudia primer grado perdieron el año escolar debido al colapso de sus instituciones educativas, aunado a que la educación ha colapsado en el país; como nosotros debemos regresarla a su lugar de origen, te vamos a pedir el favor de que la regreses tú a su casa, porque los pasajes están muy costosos y nosotros no contamos con muchos recursos y así nos ahorraríamos ese dinero; nosotros te vamos a entregar todos sus documentos por si te los requieren en el terminal, para poder llevarla de regreso a su casa.

Mientras la mujer me hablaba, yo en mi mente hacia una serie de cuestionamientos, de ¿cómo era posible que la madre de la niña entregara con tanta facilidad a sus hijas a cualquier persona?, y este cuestionamiento lo hice, tomando en cuenta el peligro al que las exponía debido a la carencia de valores existente. Así que yo me vi tomando a la niña de la mano y observé que su ojo izquierdo estaba un poco enrojecido o ensangrentado, por alguna razón supe entonces que aquella pequeña había sido abusada tanto física como psicológicamente, habían profanado su templo interior y el victimario había sido su abuelo. Por último pude ver a mi hija María Leonor, que mientras lavaba su vehículo, algo mordió su pie causándole un ardor muy fuerte, yo agarre su pie para observar lo que había pasado porque ella me decía entre sollozos que no sabía qué era eso que le causaba tanto dolor, ya que no vio ningún animal cerca que pudiera hacerle daño; yo observé con detenimiento y vi dos laceraciones profundas a la altura de su talón, ¡eran tan grandes! que por el dolor que sentía, metía sus dedos dentro, tratando de calmar ese terrible dolor. Fue con esa última imagen que desperté.

Seguido de registrar todas estas visiones, me dediqué a tratar de interpretarlas una por una, lo primero que hice fue pedir a Dios que me diera el discernimiento suficiente para poder leer estos signos y señales, de manera correcta, y poder interpretarlos a la luz de la palabra de Dios, meditarlos, compartirlos con ustedes y retenerlos en mi corazón. Es así como inmediatamente Dios con su gran poder y sabiduría me llevó a revisar el texto del diario del vaticano, de fecha 08 de marzo del 2015. Al que llegué después de interpretar lo referente a los objetos que me mostró y que son parte de los tesoros del museo de vaticano, porque pude recordar que esos mismos objetos, yo los había visto antes, cuando fui de visita al vaticano, en esos días cuando escribía mi segunda obra literaria.

El Papa dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo.

El Papa invita a abrir el corazón al Señor para que haga limpieza y destierre la codicia, los celos, la mundanidad, la envidia, el odio y el hábito de “despellejar” a los demás.

«Queridos hermanos y hermanas:

El evangelio de hoy nos presenta el episodio de la expulsión de los vendedores del templo.

Jesús “hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del templo, con el dinero, sus ovejas y sus bueyes”, todo este gesto, suscitó una fuerte impresión en la gente y los discípulos. Apareció claramente como un gesto profético, tan es así que algunos de los presentes preguntaron a Jesús, pero dinos: ¿Qué signos nos muestras para hacer estas cosas? ¿Quién eres tú para hacer estas cosas? Muéstranos ¿qué autoridad tienes para hacerlas? Buscaban una señal divina, prodigiosa que acreditase a Jesús como enviado de Dios. Y Él respondió: “Destruid este templo y en tres días lo volveré a levantar”. Le replicaron: Este templo ha sido construido en cuarenta y seis años, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?. No habían entendido que el Señor se refería al templo vivo de su cuerpo, que habría sido destruido con la muerte en la cruz, pero que habría resucitado al tercer día. Por eso, en tres días. “Cuando resucitó de entre los muertos —escribe Juan el evangelista— sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado Jesús”.

En efecto, este gesto de Jesús y su mensaje profético se entienden plenamente a la luz de la pascua. Aquí tenemos según el evangelista Juan, el primer anuncio de la muerte y resurrección de Cristo: su cuerpo, destruido en la cruz por la violencia del pecado, se convertirá en la resurrección en el lugar de la cita universal entre Dios y los hombres. Y Cristo Resucitado es precisamente el lugar de la cita universal de todos. Por eso su humanidad es el verdadero templo, donde Dios se revela, habla, se deja encontrar; y los verdaderos adoradores de Dios, no son los custodios del templo material, los poseedores del poder o del saber religioso sino aquellos que adoran a Dios “en espíritu y verdad”. En este tiempo de cuaresma nos estamos preparando para la celebración de la Pascua, cuando renovaremos las promesas de nuestro bautismo. Caminemos por el mundo como Jesús y hagamos de toda nuestra existencia un signo de amor por nuestros hermanos, especialmente los más débiles y los más pobres, construyamos a Dios un templo en nuestra vida y así lo haremos “encontrable” para tantas personas que encontramos en nuestro camino. Si somos testigos de este Cristo vivo, mucha gente encontrará a Jesús en nosotros, en nuestro testimonio. Pero, nos preguntamos y cada uno de nosotros se puede preguntar, ¿el Señor se siente verdaderamente como en casa en mi vida? ¿Le permito que haga “limpieza” en mi corazón y eche a los ídolos, o sea aquellas actitudes de codicia, celos, mundanidad, envidia, odio, aquellas costumbres de hablar mal y despellejar a los otros? ¿Le dejo hacer limpieza de todos los comportamientos contra Dios, contra el prójimo y contra mí mismo, como hoy hemos escuchado en la primera lectura? Cada uno puede responder a sí mismo, en silencio en su corazón. ¿Permito que Jesús haga un poco de limpieza en mi corazón? “Padre tengo, miedo de que me apalee”. Pero Jesús jamás apalea. Jesús hará limpieza con ternura, con misericordia, con amor. La misericordia es su manera de hacer limpieza. Dejemos cada uno de nosotros que el Señor entre con su misericordia a hacer limpieza en nuestros corazones. El látigo de Jesús con nosotros es su misericordia. Abrámosle la puerta para que haga un poco de limpieza.

Cada Eucaristía que celebramos con fe nos hace crecer como templo vivo del Señor, gracias a la comunión con su cuerpo crucificado y resucitado. Jesús conoce aquello que hay en cada uno de nosotros y conoce también nuestro más ardiente deseo: el de ser habitados por Él, solo por ÉL.

Dejémoslo entrar en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestros corazones. Que María Santísima que es la morada privilegiada del hijo de Dios, nos acompañe y nos sostenga en el itinerario cuaresmal, para que podamos redescubrir la belleza del encuentro con Cristo que es el único que nos libera y nos salva»

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Con respecto a la última parte de la visión, sobre las laceraciones en el pie de mi hija, Dios nos está invitando a una profunda reflexión respecto a su Madre, porque ¿cuántas veces al igual que la serpiente que es Satanás, hemos lacerado a nuestra Madre María?, cuando la irrespetamos por cuestiones de religión, cuando la idolatramos con hechos y acciones que ejecutamos en detrimento de la palabra de Dios, cuando somos incapaces de ayudar a sus hijos en apuro y sobre todo cuando no aceptamos a su hijo en nuestros corazones. La humanidad debe prepararse para compartir la gloria de Dios

10 de marzo del 2014

«¡Es la última hora, ya estamos en ella! Jesús nos dice: Mira que vengo pronto. Pero recuerda que la última hora puede prolongarse y que entonces el esposo llegue caída la noche. Mantente despierto. ¡Reacciona pueblo!, es el momento, recuerda que deben permanecer en constante vigilia y oración, sabes que tu espíritu es animoso, y que tu carne es débil, renuncia a tus deseos del mundo, deja de ser niño en el mundo, y hazte adulto, limitándote a esos deseos del mundo. Yo te invito —dice el Señor—, a que vuelvas a ser como niño, haciendo que nazca en ti, el ansia de lo infinito, solo déjame entrar a tu templo, para podarte y dejar que crezca en ti, el deseo de mi Padre y no el del mundo. Todo ser viviente, todo lo que se mueva por donde pase el torrente, se llenará de vida, por donde ellas pasen, la pesca será allí muy abundante para que haya salud y vida. Quiero que sepan que mi Padre compara al Espíritu Santo con un río de agua viva que ha de brotar de su propio seno, porque ustedes son mi templo viviente y yo soy la roca fuerte».

Mis queridos Amigos, este es el anuncio de sanación que Dios a través de su amado hijo, nos está comunicando porque no solo Venezuela sino todo el continente sur americano como pueblo lamentablemente que estaba consagrado ya a su Espíritu, se han vuelto estériles por el pecado.

Este es un gran signo de los tiempos del evangelio, porque el Espíritu actúa en las personas de recto corazón. Después que yo recibí sus mensajes, me entregó una piedrita blanca, que guardo en mi cajita de los tesoros; Él me la entregó en señal de una promesa diciéndome que esa piedrita, se la dará a los que salgan victoriosos, es decir, a aquellas personas que con un corazón sincero se arrepientan de sus pecados, que Él los perdonará y los hará justos ante el Padre.

Luego de recibir su mensaje y su promesa, pedí a su Espíritu de Sabiduría, que me ilustrara esto a través de la palabra escrita y así la encontré en el último libro de la biblia.

La piedra blanca es un presagio de felicidad, el nombre nuevo, significa la renovación del cristiano en su ser profundo; en él, crece una personalidad nueva que aparecerá a las claras en el cielo. Un maná misterioso para el que le es fiel, Cristo se hace fuerza y fuente de vida.

¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice!: «A los que salgan vencedores les daré a comer del maná que está escondido; y les daré también una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce sino quien lo recibe». (Ap 2,17). El mana escondido:

¡Es el alimento espiritual celestial, es el mismo Jesús!

(Del libro esparciendo la semilla de la fe.

Capítulo 6 Dios nos pide cuenta por idólatras).

Autor: Marilut Sanchez Viloria

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